Europe United

Este mes hemos conocido que España ha bajado al puesto 25 en la lista mundial de competitividad tecnológica. Sin embargo contamos con cinco ganadores del galardón "Jóvenes científicos de la UE".
Estas noticias vienen a corroborar las conclusiones del informe de la agencia Ketchum relativo a Competitividad en Tecnologías de la Información. Este año hemos obtenido un incremento del 1,1% en el conjunto de las variables analizadas, y nuestra posición es buena en el entorno globalizado así como en lo que a capital humano se refiere. Contamos con los mimbres más importantes, pero suspendemos en infraestructura tecnológica y en el fomento de la I+D.
El problema no está en la falta de esfuerzo, sino en que éste ha resultado insuficiente y otros países como Italia y Estonia nos han adelantado en el ranking porque se han puesto más las pilas.
Aunque se ha duplicado la inversión en I+D entre 2005 y 2008 no acabamos de ver los brotes verdes, quizá porque se trata de un cultivo de crecimiento lento. Si cortamos el grifo en estos momentos (lo que pretende Elena Salgado en su borrador presupuestario para 2010) corremos el riesgo de cortar la savia al árbol de la ciencia y acabar marchitando los brotes al tiempo que nos hundimos en la miseria tecnológica.
¿No decía ZP que su gobierno pretendía remplazar a la construcción por la tecnología como principal motor de nuestra economía? Entonces porqué se resta presupuesto al ministerio de Ciencia e Innovación y se gastan ingentes sumas de dinero en trenes, autopistas, centrales eléctricas, múltiples obras públicas a nivel local, y subvenciones de protección social. Secundo la pancarta de la manifestación de Madrid del otro día: "¡Más puestos de trabajo y menos subvenciones al desempleo!" Basta de tomarnos el pelo, no queremos levantar de sus cenizas el emporio de la construcción, queremos otro tipo de industria que relance la economía, una industria que cree empleo y se base en la tecnología. Menos avales y flujos de dinero para los bancos y las constructoras. A Florentino Pérez que le financie Cristiano Ronaldo y no el gobierno de ZP, por favor.

Ya se han inaugurado las conferencias Atom by Atom en San Sebastián. Varios premios nobel participarán como ponentes en un intento desesperado por relanzar el interés científico e impulsar el sector de las nanotecnologías en Euskadi.
Sin duda será muy interesante poder asistir a este evento durante los próximos días.

El ambicioso proyecto a tres años vista que aprobó Ibarretxe en julio de 2007, ya lleva más de dos años en vigor, pero aún no sabemos si los objetivos se están logrando. ¿seremos los ciudadanos informados por parte de la administración algún día de estos proyectos estratégicos para el despegue de la competitividad de nuestra nación?
De momento el flamante director de Innobasque, el señor Uriarte, ha dimitido de su puesto alegando falta de apoyo por parte del nuevo ejecutivo. El tema es que debido a la crisis y a la marcha del ESS a Lund, gran parte del presupuesto de los cerca de 8.000 millones de euros que se esparaban poder dedicar a la I+D+i durante estos años se han difuminado. Tanto las empresas, como las administraciones o la Comisión Europea han reducido sus inversiones previstas para esta temporada, y eso significa que no se podrán alcanzar los objetivos de pasar de una inversión en I+D+i del 1,43% del PIB en 2007 al 2,50 % en 2010. Tampoco se podrá pasar a un índice sintético de innovación del 0,65% desde el 0,35 del 2007. La exportación de productos de alta tecnología tampoco va nada bien, lo mismo que el número de patentes, investigadores y publicaciones científicas. Pintan bastos para la nueva sociedad vasca avanzada que algunos políticos habían vaticinado hace dos años.

Desde este mes de septiembre entra en vigor la Directiva de la Comisión Europea que condena a la desaparición a las bombillas incandescentes de toda la vida. Las compañías líderes del sector de la iluminación como Phillips, ya están anticipando que en menos de 3 años las bombillas de nueva generación reducirán su precio drásticamente, y todos nos podremos permitir adquirir bombillas de bajo consumo que nos ahorren hasta un 80% de energía en el hogar. Y es que con estas nuevas bombillas se minimizan las pérdidas de calor que se daban en las bombillas incandescentes.
Según datos de Celma, hasta el 75% de las empresas de la UE presentan deficiencias de iluminación que podrían ser corregidas con la sustitución de bombillas, de modo que además de mejorar la iluminación se conseguirá ahorrar hasta un 80% del coste energético actual. ¿No es esta la mejor manera de luchar contra el cambio climático, el ahorro de costes energéticos?
Las buenas noticias se multiplican últimamente, ya que todas las multinacionales constructoras de automóviles ya se han lanzado a la carrera por incluir en sus líneas de producción masiva coches de tecnología eléctrica. Imagináos lo que puede suponer el cambio del parque automovilístico de aquí a pocos años. Abandonar el cosumo de petróleo por cohes eléctricos significa que ahora sí vamos a poder reducir las emisiones de CO2 rápidamente y drásticamente, que es lo que nos iba haciendo falta.
Si encima vemos cómo se están lanzando políticas de apoyo a las nuevas energías renovables tanto en USA como en la UE. Sobre todo los avances en energía solar son los más importantes, imaginemos lo que podremos conseguir durante la próxima década. Se trata de la entrada en el siglo XXI con todas las de la ley, ¡la modernidad está llegando a nuestras vidas!.

La sociedad europea moderna vive inmersa en un enorme barullo, navegando en una noria loca que la deja aturdida, que no la deja pensar o sentir de forma cabal. Los poderes fácticos se las han arreglado para montarnos una versión actualizada del antiguo pan y circo del Imperium del Mare Nostrum.
Se nos escapa la vida corriendo tras las más embusteras banalidades, creyendo inocentemente que estamos haciendo algo importante, seguros de que el camino a la felicidad es trabajar de sol a sol para cumplir el sueño de nuestra vida. Pero carecemos de ideales, y esos sueños que perseguimos con la lengua fuera no son más que fachada sin contenido. Cosas que se rompen y marchitan, que no podrán llenar nunca nuestro vacío.
Hablamos de sexo para hablar de amor, de un coche nuevo para hablar de autoestima, de viajes al caribe para encontrar la paz, etc. Con semejante trajín dejamos de lado lo que de veras importa, el amor, la comunicación, el trabajo bien hecho, la familia, la salud incluso. Todas estas cosas que no se pueden pagar con dinero, y que son las únicas que nos pueden acercar a esa felicidad tras la que corremos exhaustos pero que nunca conseguiremos tras dos horas en el Circo Máximo, o en el Estadio de fútbol como lo llaman en la época actual.